De lo invisible a lo visible: El Premio Nobel de Física 2025
- Francisco Vásquez Ponce
- hace 6 días
- 3 Min. de lectura
El Premio Nobel de Física 2025 reconoció a Clarke, Devoret y Martinis por demostrar que los efectos cuánticos pueden observarse en objetos visibles, uniendo ambos mundos y revolucionando la computación, criptografía y sensores cuánticos.

1. Un premio para descubrir los límites del mundo
En 2025, tres científicos —John Clarke, Michel H. Devoret y John M. Martinis— recibieron el Premio Nobel de Física. ¿Por qué? Porque lograron algo que parece de ciencia ficción: ver cómo las reglas del mundo invisible (el mundo cuántico) también pueden aplicarse a objetos que sí podemos ver.
En otras palabras, descubrieron dónde termina lo microscópico y empieza lo visible, algo que los físicos llevaban años intentando entender.
2. Dos mundos, dos formas de funcionar
En el mundo microscópico, donde viven los átomos, electrones y fotones, las cosas no se comportan como en nuestro día a día. Por ejemplo:
Una partícula puede estar en dos lugares al mismo tiempo.
O puede atravesar una barrera sin romperla, algo que llamamos efecto túnel cuántico.
Pero cuando muchas partículas se juntan para formar cosas más grandes —como una pelota, una mesa o una persona— esas rarezas desaparecen. Entonces, los científicos se preguntaban:
¿Hasta qué punto puede un objeto grande seguir comportándose como algo cuántico?
Es decir, ¿cuándo pasa un objeto visible con su comportamiento habitual a algo tan pequeño (cuántico) con sus propias reglas?
3. El experimento que unió los dos mundos
Clarke, Devoret y Martinis decidieron probarlo construyendo un pequeño circuito eléctrico del tamaño de una mano. Este circuito estaba hecho con materiales superconductores, capaces de conducir electricidad sin perder energía, pero sólo cuando se enfrían muchísimo (más fríos que el Polo Norte, literalmente).
Dentro del circuito, colocaron una capa muy fina de material aislante que actuaba como una especie de “muro” entre dos piezas superconductoras. Y aquí ocurrió lo sorprendente…
4. Una partícula gigante
Cuando hicieron pasar corriente por el circuito y midieron lo que ocurría, vieron que todas las cargas eléctricas se movían como si fueran una sola partícula gigante. Era como si todas las gotas de agua de un río se unieran para formar una sola “gota enorme” que fluye entera. ¡Esa partícula “gigante” se comportaba siguiendo las reglas del mundo cuántico!
5. El salto imposible
En un momento del experimento, esta partícula gigante atravesó el muro de energía sin recibir la fuerza suficiente para hacerlo. Era como si una pelota pasara al otro lado de una pared sin romperla ni saltarla. Ese fenómeno se llama efecto túnel cuántico, y fue la primera vez que se observó en algo visible.
6. Energía a “pasos”
Los científicos también descubrieron que la energía de esa partícula no podía tener cualquier valor. Sólo podía tomar valores específicos, como si subiera una escalera paso a paso, sin poder quedarse entre peldaños. Eso se llama cuantización de la energía, y es una de las reglas más importantes del mundo cuántico.

7. ¿Por qué esto es tan importante?
Este descubrimiento no sólo resolvió una duda científica enorme, sino que abrió la puerta a nuevas tecnologías. Gracias a estos experimentos hoy existen:
Computadoras cuánticas, capaces de resolver problemas en minutos que a una computadora normal le tomarían millones de años.
Criptografía cuántica, que protege información con un nivel de seguridad casi imposible de romper.
Sensores cuánticos, que permiten medir con una precisión increíble.
8. Un futuro cuántico
Uno de los ganadores, John M. Martinis, ha trabajado en este campo desde 2019, junto con Google, anunció haber logrado la llamada “supremacía cuántica”: cuando una computadora cuántica supera por primera vez a una tradicional. Aunque todavía hay mucho por mejorar, se cree que en la próxima década podríamos tener computadoras cuánticas totalmente funcionales.
9. Por lo tanto
Los premiados del Nobel de Física 2025 demuestran que las reglas del universo pequeño también pueden funcionar en el mundo grande, si se dan las condiciones adecuadas. Gracias a ellos, ahora sabemos que lo invisible puede hacerse visible… Y que la física cuántica no sólo vive en los átomos, sino también en nuestras manos.