El rol docente en la era digital: construcción de buenas prácticas con tecnología
- Alejandra González Dávila
- 8 may
- 4 Min. de lectura
La integración de tecnología en el ámbito educativo ha trascendido la moda de dispositivos y programas que cambian constantemente. Se ha documentado ampliamente que la sola presencia de tecnologías digitales no garantiza el aprendizaje. Al explorar nuevas herramientas, conviene preguntarse si realmente tienen el potencial de enriquecer procesos de enseñanza y aprendizaje en un contexto situado para tener eficacia. Pero, ¿quiénes realizan estas reflexiones y diseñan las estrategias? Desde luego, los docentes, por eso, su rol es fundamental en la era digital.

Por fortuna, existen buenas prácticas entre el profesorado que fomentan la comprensión profunda, el pensamiento crítico, la colaboración y la creatividad en los estudiantes, y que trascienden el uso meramente instrumental de la tecnología en alguna de las fases de la planeación didáctica. Los propios docentes con los que he tenido interacción durante y después de la pandemia coinciden en que, cuando no se pierde de vista el propósito educativo y la motivación, se pueden diseñar actividades significativas que estén al servicio del aprendizaje del estudiantado y no estudiantes que estén al servicio de la tecnología. (González, 2024).
Esto implica plantear actividades que promuevan la interacción y la construcción activa del conocimiento, con las cuales se puedan evaluar tanto el proceso como los resultados del aprendizaje de manera innovadora, utilizando, por ejemplo, herramientas de evaluación formativa digital.
Buenas prácticas con tecnologías digitales
Las buenas prácticas con tecnología ponen énfasis en el desarrollo de la autonomía del estudiante para adquirir conocimiento curricular, lo cual contribuye al desarrollo de su competencia digital. El objetivo no es formar consumidores pasivos de información digital, sino ciudadanos críticos, responsables y creativos en el entorno virtual. Esto incluye enseñarles a buscar, evaluar y utilizar información de manera ética y eficaz, a comunicarse y colaborar en línea de forma respetuosa, a proteger su privacidad y seguridad, y a resolver problemas utilizando herramientas digitales. El docente plantea situaciones interesantes para que sus estudiantes exploren, actuando como guía, creando oportunidades para que desarrollen su autonomía.
Algunos investigadores han propuesto que el alcance de las buenas prácticas con tecnologías digitales puede valorarse con algunos indicadores. Por ejemplo, Rodríguez (2008) considera que:
Permiten el desarrollo de un aprendizaje significativo y transferible a la vida cotidiana.
Involucran a los alumnos en las actividades de aprendizaje, a través de retos cognitivos interesantes, trabajo colaborativo y estrategias para el aprendizaje autónomo.
Promueven el pensamiento divergente. Esto significa que el docente no demanda una única respuesta “correcta”, sino que aprecia la diversidad de opiniones y procedimientos que conduzcan a la resolución de una situación problemática.
Integran diferentes campos del saber, valorando la interdisciplina y la transversalidad del conocimiento más allá del entorno escolar. Se privilegia el trabajo entre actores diversos, grupos e instituciones.
Se promueve el uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC) con una evaluación continua sobre su rol educativo.
Este último indicador ya agrega el uso de tecnologías como parte de las buenas prácticas docentes, lo que implica su presencia en el trabajo educativo.
Otros estudios añaden la motivación como categoría adicional. “El término de buenas prácticas se refiere a las actividades que utilizan las TIC eficazmente, generando resultados satisfactorios (participación, motivación y desarrollo de habilidades) y constituyen prácticas de referencia transferibles a otros contextos. De esta manera, las buenas prácticas docentes con TIC permiten transformar las prácticas educativas en modelos más colaborativos, interactivos y motivadores para el alumnado” (Alonso et al, 2019).
Las buenas prácticas con tecnología, por tanto, se encaminan a la formación de ciudadanos críticos, responsables y creativos que son capaces de buscar, evaluar y utilizar información de manera ética y eficaz, a comunicarse y colaborar en línea de forma respetuosa, a proteger su privacidad y seguridad, y resolver problemas utilizando herramientas digitales. Las buenas prácticas implican que el docente no solo sepa usar la tecnología, sino que comprenda cuándo, por qué y cómo integrarla para potenciar el aprendizaje de manera efectiva.
Implementar estas buenas prácticas no está exento de desafíos. La brecha digital, tanto en acceso a dispositivos y conectividad como en habilidades digitales de docentes y estudiantes, sigue siendo una barrera importante. También lo son la gestión del aula en entornos digitales, la prevención de distracciones y la garantía de un uso ético y seguro de la tecnología. Todos estos aspectos deben abordarse activamente para que la integración tecnológica sea realmente beneficiosa y equitativa.
Para concluir, es importante destacar que las buenas prácticas docentes con tecnología representan un enfoque pedagógico reflexivo y estratégico que busca maximizar el potencial de las herramientas digitales para mejorar la calidad educativa. Van más allá de la simple adopción de tecnología: se enfocan en transformar las metodologías de enseñanza para fomentar aprendizajes más profundos, significativos y relevantes.
Las buenas prácticas requieren un compromiso constante con la formación docente, la planificación cuidadosa, la adaptación a las necesidades de los estudiantes y la superación de los retos propios del contexto. Siempre, colocando a la pedagogía como el motor principal de la integración tecnológica en la educación.
Alejandra González Dávila es Doctora en Educación. Rectora del IESPE y directora de Desarrollo Profesional Docente en grupo Edilar. Ha sido docente en programas de formación de formadores, ha publicado libros de texto para primaria, secundaria y bachillerato para diferentes editoriales así como artículos sobre temas de educación para la revista Correo del Maestro.
Referencias
Alonso-García, S., Aznar-Díaz, I., Caceres-Reche, M. P., Trujillo-Torres, J. M., & Romero-Rodriguez, J. M. (2019). Systematic review of good teaching practices with ICT in Spanish Higher Education. Trends and Challenges for Sustainability. Sustainability, 11(24), 7150.
González, A. (2024). Conectarse no es suficiente. Blog IESPE
González, A. (2021). De las propiedades educativas de la tecnología y otras falacias. Blog IESPE.
Rodríguez, D. J. (2008). Buenas prácticas en el ámbito educativo y su orientación a la gestión del conocimiento. Educación, 17(33), 29-48.