Uno de los cambios educativos más notables durante la pandemia Covid 19 fue la modalidad de clases remotas en la etapa de confinamiento. Aunque las clases a distancia se diversificaron en lo que se refiere a equipos, infraestructura y plataformas, gran parte de los alumnos utilizó dispositivos móviles, programas de televisión y recursos de internet. Sin embargo, algunos alumnos no pudieron hacerlo.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) muestra los resultados de los alumnos que abandonaron la escuela en su Encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la Educación (ECOVID-ED) 2020, donde se encontró que en el ciclo escolar 2020-2021 un total de 2.3 millones de niños, niñas, adolescentes y jóvenes de 3 a 29 años no se inscribieron al sistema educativo por causas atribuibles al Covid-19, de los cuales:
615 mil personas mencionaron que las clases eran poco funcionales;
584 mil dijeron que alguno de los padres se quedaron sin empleo, y
581 mil aseguró que fue por carecer de computadora u otros dispositivo. Cabe señalar que en la opción “Otro” también se mencionan motivos económicos por la situación de la pandemia.[1] (ver gráfica)
El estudio muestra que las consecuencias de la pandemia tuvieron efectos en el aumento del rezago educativo general y en la sobreexposición a los dispositivos móviles por parte de los estudiantes, por lo que uno de los mayores retos enfrentados por los docentes al regresar al aula presencial fue retener la atención de los alumnos.
Esta situación ha creado la necesidad de redefinir algunos procesos de nuestra práctica docente para recuperar la atención y el entusiasmo de los estudiantes.
Pensando en esto, comparto seis pequeños cambios que pueden ayudar a crear un ambiente más adecuado y generar mayor motivación en el aprendizaje de los estudiantes.
Crea una conexión. Antes de iniciar con el contenido propio de la sesión, se sugiere crear un ambiente donde los alumnos se sientan cómodos para aprender. No está de más sugerir que al llegar al aula se salude a los alumnos preguntando cómo están, cómo les fue en la clase anterior o qué fue lo que más les gustó. Podría introducirse un dato curioso que tenga que ver (o no) con el contenido de la clase, una noticia, o incluso se puede iniciar la sesión de preguntas y respuestas al azar durante los primeros 5 minutos de la clase. Si el espacio lo permite, se pueden realizar algunos ejercicios de estiramiento y respiración con el fin de que los alumnos se relajen. He podido observar en algunas escuelas cómo los docentes inician con el apartado de “Para iniciar bien el día” y en cada clase se da un refrán o proverbio que tiene como intención desarrollar los valores en toda la comunidad escolar. En otra ocasión, me tocó ver cómo el colegiado de docentes acordó leer El Principito junto con sus alumnos por tutorías y, posteriormente, en cada clase se hacían comentarios desde la perspectiva de cada asignatura. En general, los alumnos se adaptaron a esta dinámica y crearon el hábito de la lectura y posterior discusión. Después de este libro continuaron con Cien años de soledad. Más allá de la lectura, los alumnos crearon una rutina que les hacía mantenerse en su lugar y estar en silencio previo al inicio de la clase. Con ello también crearon ese sentido de unidad entre compañeros viendo sus asignaturas de manera diferente. Incluso las y los docentes se sentían desafiados al usar su creatividad para integrar el contenido de la asignatura con la lectura. Se aprovecharon tan bien estos momentos que todas las asignaturas crearon un producto para exposición. En la clase de Ciencias con énfasis en física (Plan 2011) los estudiantes hicieron dispositivos que detectaban el movimiento telúrico pensando en el pequeño planeta, el asteroide B 612, y sus volcanes activos donde vivía su amada flor. ¿Qué ideas te vienen a la mente que podrían funcionar en tu clase?
Planifica y ejecuta con base en lo planificado. Hoy en día hay un sinfín de recursos de ayuda en la red para nosotros los docentes. Encontramos recursos, materiales para docentes, juegos para los estudiantes, ejercicios, proyectos, planes de clase, etc. Esto facilita nuestro trabajo porque, de cierta manera, nos permite ahorrar tiempo para enfocarnos en lo importante: el contenido y las estrategias. Si bien se pueden tomar como base planes de clase existentes, como los que ofrece Red Magisterial, es muy importante la adaptación de éstos al propio contexto y tenga sentido para los alumnos lo que están aprendiendo. Es muy tentador querer introducir otros elementos en el último minuto, y aunque el/la docente debe tener la capacidad de improvisar cuando sea necesario, lo más recomendable es seguir lo planificado, porque aunque no se logre en un 100% lo que ya se preparó con anticipación, se acercará mucho al objetivo.
Cuida tus tiempos durante la clase. Una vez que iniciamos con la sesión, a menudo ocurre que una vez que los alumnos se interesan en el contenido, dejamos que usen más del tiempo planeado en dicha actividad. Si bien nos emociona que los alumnos se involucren, en ocasiones no terminamos con lo planificado y hay procesos que no se pueden omitir, como una evaluación o una ronda de ejercicios, un debate o un juego. Para terminar las actividades se recomienda dividir el contenido en varias secciones con la idea de completarlas en tiempos más cortos, reteniendo la atención necesaria y, en su momento, encontrar de manera asertiva, dónde tienen dudas.
Utiliza recursos educativos diversos. Tomando en cuenta que los alumnos aprenden de manera diferente, se sugiere aprovechar las diferentes habilidades variando las técnicas, metodologías y enfoques en el plan de clases. Por ejemplo, se puede organizar al grupo para el trabajo por estaciones, o para abordar temas de coyuntura mediante el aprendizaje basado en problemas, aula invertida, gamificación, entre otras estrategias que aporten dinamismo a la práctica docente. Por otro lado, actividades como debates, juegos, analogías, demostraciones, cuentos, investigaciones, canciones, material audiovisual, entre otras, motivan el trabajo colaborativo en equipo, beneficiándose de las habilidades de cada uno de los integrantes. No temas introducir elementos nuevos a tu clase, quizá al principio no logres completamente los objetivos, pero luego la clase completa lo disfrutará. A la juventud le encantan las cosas nuevas. Recuerdo una clase de matemáticas cuyo contenido abordaba conversiones entre unidades cúbicas de volumen, masa y capacidad. En lugar de explicarles que se aumentaban o quitaban tres ceros dependiendo de la conversión hacia la unidad siguiente o previa, conseguimos cartones de leche y con silicón caliente, tijeras, un lápiz y una regla, se construyó un cubo de 1 decímetro cúbico, y 10 centímetros cúbicos. Una vez terminado lo solicitado se les pidió a los estudiantes que colocaran los 10 centímetros cúbicos dentro del decímetro cúbico en hilera y empecé con las preguntas propias del tema. De esta manera concluyeron con el porqué de la suma o resta de ceros en cada conversión. Para finalizar con esa sesión, salimos al jardín y les pregunté cuánto estimaban que cabía de agua en ese decímetro cúbico (¡cómo me emociona que estimen de manera correcta, porque así ven la aplicación de las matemáticas!). Hicimos la demostración de que cabe 1 litro en ese decímetro cúbico y de ahí las conversiones fueron mucho más fáciles para los alumnos y de paso introduje las unidades de capacidad. Empleamos dos sesiones para esta demostración, pero el tiempo que ahorré en las conversiones fue mucho mayor.
Fomenta las preguntas. Durante la sesión, motiva a tus estudiantes a hacer preguntas. Si bien es cierto que, sobre todo los alumnos de 6° de primaria y secundaria se van haciendo apáticos para preguntar o siquiera participar, una forma de prevenir el silencio incómodo es cambiar la forma de la instrucción. En vez de decir: ¿quién tiene preguntas? Cámbialo a para cerrar la clase de hoy, necesito que cada uno haga una pregunta y este será su pase de lista, o preguntas similares.En una ocasión, tuve a una alumna que temía preguntar porque ella se consideraba deficiente para las matemáticas. La invité a pasar al pizarrón y me dijo que no, porque no sabía resolver el ejercicio; aunque yo sabía que esto me podía resultar contraproducente si no lo manejaba bien, conocía bien al grupo. Así que le dije Yo no te voy a ayudar, tus compañeros lo harán. Y en efecto, sus compañeros la fueron orientando. De esta manera me fui cerciorando que ambos lados habían comprendido la clase. Se sintió tan apoyada que se motivó a resolver por ella misma más ejercicios ¡Celebra siempre sus preguntas y sus logros!No pasa nada si los alumnos batallan un poco al principio, es parte de su formación resolver problemas.
Verifica siempre lo aprendido. Los puntos anteriores son importantes para tener una clase motivada. Sin embargo, aunque se puede prescindir de algún punto en alguna sesión, la verificación de lo aprendido es esencial. Esto te dará la certeza de saber si tus estudiantes están adquiriendo los aprendizajes planteados. Aún en los cuestionarios o ejercicios puedes incluir variantes. Por ejemplo, en vez de solicitar que resuelvan un problema esperando que desarrollen cierto procedimiento, puedes proveer el procedimiento con algún error intencional y solicitar que lo encuentren. Toma en cuenta el avance de los alumnos para sus evaluaciones. Aunque al principio es mayor trabajo para el/la docente, darles ejercicios o preguntas de acuerdo con su desarrollo, esto les dará un mayor sentido de logro y poco a poco verás un mejor desempeño por parte de ellos.
Para concluir, es importante recordar que una clase bien ejecutada requiere de una buena planeación y una buena ejecución. Varía tus recursos y estrategias. Evita estar la mayor parte de la sesión dando la clase al frente, cede responsabilidades al alumno para que se involucre en su propio aprendizaje. Una de las ventajas de ser docente es que las necesidades de los alumnos nos motivan a encontrar nuevas formas de innovar, y esto es lo maravilloso de la enseñanza: siempre hay oportunidades para mejorar.
Comparte con nosotros tus comentarios, qué te funciona en el aula para que otros docentes se beneficien de esta gran comunidad.
Referencias
[1] INEGI. (2020) Encuesta para Medición del Impacto COVID-19 en la Educación.Consultado el 12 de marzo de 2024