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Reflexiones educativas para el 2021

Foto del escritor: Alejandra González DávilaAlejandra González Dávila

Una gran reflexión al finalizar este año, el de la pandemia de magnitudes planetarias, es que la Naturaleza nos acabó poniendo en el lugar que nos corresponde. Los sucesos “naturales” de este año muestran que una especie tan soberbia como la nuestra ha causado varios de los cataclismos debido a sus prácticas depredadoras, que no se alinean con la necesidad de sobrevivir de manera sustentable y armónica, sino con la voracidad de apropiarse de insumos que se quitan a unos para enriquecer a otros.



Frente a los incendios arrasadores en la Amazonia, en California o en Australia, o ante los huracanes devastadores para las poblaciones del Caribe y del Sureste mexicano, que duraron casi dos meses flotando en el agua, hay una lección que aprender por enésima vez: el aumento en la temperatura del planeta tiene un origen antropogénico desde hace décadas y la atención a este pilar tan básico no acaba por tener políticas públicas en todos los países.


En los últimos cuatro años, nuestro vecino del Norte abandonó todos los acuerdos internacionales orientados al desarrollo sustentable, y eso que es el país que gasta la cuarta parte de la energía del mundo. ¡Y ni hablar de China!


Solo cuando la Naturaleza nos demuestra su poder para destruirnos, la respetamos, porque advertimos que ella está por encima de cualquier ejército y arsenal nuclear del mundo. En este momento, saber cómo interactúa el virus causante del Covid-19 se convierte en la actividad científica más importante, pero también existen actividades orientadas a la profilaxis de los pacientes afectados o al trabajo arduo que realiza el personal de salud, de intendencia, de transporte, de alimentos y de educación.


Por eso, hay que mirar hacia adentro para que las cosas sucedan desde nuestro campo de acción y, como educadores, tenemos mucha tarea por realizar al respecto, sea presencial o a distancia.


Parece sencillo, solo se requiere de la voluntad convencida y sensible:

  • Todos generamos basura en nuestras casas, en las calles y en las escuelas, así que podemos elaborar proyectos educativos de impacto real para reducirla.

  • Gastamos más energía de la que necesitamos. ¿Por qué no medir el antes y el después de nuestro consumo energético? Existen páginas web para medir la huella ecológica.

  • Desperdiciamos recursos valiosos en actividades de un solo uso. Aplicar la regla del reúso y reciclado es muy viable.

  • Valoremos la importancia de activarnos físicamente, lo que mejora nuestra calidad de vida y es un antídoto contra la depresión, el estrés y el debilitamiento del sistema inmune. No esperemos a que nuestro cuerpo ya no pueda ejercitarse por cuestiones propias de la enfermedad o la edad.

  • Comamos de manera más saludable: preparemos más alimentos frescos y consumamos menos comida procesada industrialmente.


Quizás por todo esto sea bueno reflexionar si debemos seguir educando personas competitivas con una vida miserable de presión para destacar frente a otros, con sueldos “razonables”, pero con deudas económicas inagotables debido a la insatisfacción permanente por alcanzar cierto estilo de vida.


La Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas tiene líneas claras para formar ciudadanos capaces de instituir un modelo de desarrollo sostenible, mediante proyectos educativos que se realicen en la casa o en la escuela, y en que sea natural ver la perversión detrás del desplazamiento de animales forzados a migrar, curiosamente, de la misma manera que lo hacemos entre nosotros, con los grupos vulnerables.


Nuestra herencia podría ser dejar en el mundo alumnos capaces de sensibilizarse frente a la belleza de coexistir con otros seres vivos que tienen el mismo derecho de vivir, sin necesidad de que pierdan su hábitat sin mayor justificación que la de construir un campo de golf o un fraccionamiento de fin de semana.


Brindemos, pues, por la aportación de los educadores, padres y docentes, para hacer de este mundo una casa donde quepamos todos.

¡Feliz 2021!



Fuente original: redmagisterial.com

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