La situación de confinamiento ha afectado la normalidad educativa de dos ciclos escolares. Tras una coyuntura como esta, todos quisiéramos volver ya a nuestras rutinas, trajines, usos y costumbres, quizás porque se antoja asirnos de algo conocido para sentirnos seguros. Sin embargo, esto no será así, al menos no exactamente como antes, puesto que una experiencia de emergencia sanitaria tan prolongada nos ha transformado de diversas formas, y tiene como consecuencia la necesidad de procesar cuanto hemos vivido.
Regreso con reservas
La escuela es una institución que proporciona identidad a sus miembros, no solamente porque es un espacio creado para la construcción de saberes conceptuales y habilidades cognitivas, sino porque después de la familia, la escuela genera oportunidades para saber convivir y valorar al otro.
En momentos como el que vivimos, esta institución identitaria necesita proporcionar a sus estudiantes un soporte emocional que les permita canalizar, colectivamente, mejores respuestas a los eventos que viven, adquirir capacidad de adaptación y resiliencia para retomar el rumbo hacia un escenario con tintes de normalidad, pero que será diferente porque se trata de un regreso a clases para terminar el curso, no para iniciarlo.
En este sentido, es conveniente analizar las previsiones y ajustes a realizar frente a una realidad que plantea desafíos importantes para poder reanudar actividades en las escuelas, cuyos directores y docentes encabezarán el manejo de los aspectos académicos y socioemocionales de sus estudiantes tras este tiempo inédito.
La realidad indica que no van a regresar todos los que deberían estar por diferentes razones, por ejemplo:
Las familias de algunos alumnos han decidido no enviarlos a la escuela porque se encuentran dentro de los grupos de edad que no han sido vacunados.
Pese a la sanitización y medidas generales de higiene y seguridad que se aplican en las escuelas, hay docentes que no regresarán en este momento, pues consideran que el espacio escolar es proclive al contagio, sustentando sus afirmaciones en el nuevo cierre de escuelas de Nayarit y Campeche.
Es probable que algunos integrantes de la comunidad escolar no estén en condiciones de salud adecuadas como para acudir presencialmente.
Otros integrantes de la comunidad que no retornarán, pudieron haber fallecido a causa del covid-19.
Si hubo personas fallecidas en el núcleo familiar, entonces los integrantes han tenido que reorganizarse para resolver su día a día en medio de su propio duelo.
Hay estudiantes de secundaria y bachillerato que, de manera forzada o voluntaria, se han incorporado a la fuerza de trabajo (mayoritariamente informal) para contribuir con la economía de su casa.
Y así, podríamos continuar analizando numerosos casos y situaciones.
La mochila emocional
Para encarar un periodo de crisis, es necesario tener ciertas competencias que nos permitan enfrentarlo. El término competencia se refiere a la “capacidad de movilizar adecuadamente el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes para realizar actividades diversas con un cierto grado de eficacia”
Las competencias socioemocionales son precisamente los insumos que se requieren para salir bien librado de las diversas crisis que ocurren en la vida y por esto, antes de llevar a cabo repasos académicos y seleccionar evidencias del trabajo para
integrar las evaluaciones del curso, conviene sentar las bases para abordar lo que nuestros estudiantes traen en la mochila emocional.
Figura 1. Las 5 competencias socioemocionales
A continuación, proponemos un par de estrategias para apoyar a maestros y alumnos en el desarrollo y fortalecimiento de sus competencias emocionales:
Relación interpersonal
Para trabajar con esta competencia se pueden diseñar actividades que involucran el agradecimiento, por ejemplo:
Invite a los alumnos a que, por turnos, expresen con quién se sienten agradecidos durante la época de la pandemia; puede ser un familiar, un compañero, algún docente, un vecino, una enfermera, un desconocido o un personaje de radio o televisión.
Pida al resto del grupo que escuche con atención el agradecimiento de su compañero.
Al finalizar, pregunte qué sienten de agradecer al otro sinceramente.
Los alumnos que deseen participar, podrán expresar su respuesta.
Cuando sentimos verdadera gratitud y expresamos un reconocimiento sincero a la gente que nos ha apoyado, se crean vínculos afectivos, se construye la confianza y ayuda a que nos sintamos más cerca de los demás. Esto nos da confianza y paz interior. Hay que conectarse con los pequeños detalles cotidianos de la vida y tomar conciencia de las cosas buenas que, a veces, se pueden dar por sentadas.
Discernimiento y comprensión de otro
Existe una dinámica que se llama La caja de zapatos, que consiste en lo siguiente:
Los estudiantes escribirán en una hoja un conflicto que no quieran que se repita y lo ponen de forma anónima dentro de una caja de cartón.
Por turnos, los estudiantes deberán sacar un papel de la caja (es necesario que no sea el suyo) y leer en voz alta el conflicto escrito.
A continuación, el alumno que leyó debe sugerir cómo evitar ese conflicto y pedir ayuda a sus compañeros para obtener más ideas que enriquezcan la solución, de esta manera ayudarán al compañero que escribió el conflicto.
Al final, reflexionen acerca de la importancia de tomar decisiones correctas y ponerse en el lugar del otro.
Para finalizar, es importante recordar que para vivir en comunidad es indispensable adquirir competencias socioemocionales que están en la base de la convivencia, que ha puesto a todos a prueba en casa.
Fuente original: redmagisterial.com.
Comentários